Ahora más que nunca, que estamos en un estado de alarma por el coronavirus, necesitamos adaptarnos a las circunstancias. Así como los gobiernos de cada país están tomando diferentes medidas en base a la extensión del virus, nosotros como ciudadanos nos tenemos que adaptar a los cambios y aceptar que estamos en un momento específico, que será duro pero que nos hará más fuertes.
El hecho de que vengamos de la crisis económica, la cual todavía no hemos superado del todo, y se nos junte esta, puede hacer que nos vengamos abajo todavía más. Si bien el plano sanitario es el principal, no podemos dejar de lado los daños colaterales que este virus está creando.
Por eso, ahora más que nunca necesitamos vivir en la resiliencia, es decir, tener la capacidad de hacer frente a las adversidades. Esta capacidad se aprende con la vida, por lo que estás a tiempo para obtenerla.
Características de una persona resiliente.
Una persona resiliente es aquella que ve la vida con optimismo, que sabe que siempre habrá situaciones que deberá sobrellevar pero que de eso se trata. La vida está compuesta de todos los sabores, incluido el amargor. Si no conoces la enfermedad no puedes valorar la salud. Decía Sócrates, la libertad es el placer que da el sentir cuando te quitan los grilletes. Depende de ti cómo te enfrentes emocionalmente ante la adversidad, aquí te muestro cómo una persona resiliente se enfrenta a ella.
- Autoconocimiento. La persona, principalmente, sabe cuáles son sus capacidades y sus límites. El hecho de pasar una situación difícil pone en cuestión hasta dónde puedes actuar o dejarte llevar. Saber cuál es tu posición hará que te resignes o que actúes en consecuencia para solventar la situación.
- Creatividad. Cuando se está en una situación difícil y te sientes con la capacidad de sacarla adelante, lo primordial es hacer uso de tu creatividad y ver de qué forma solucionarlo.
- Problema = capacidad de aprender. Las personas que viven la resiliencia siempre consideran el problema como la capacidad de aprender, la vida pone diferentes retos y entre ellos tú debes saber cómo salir adelante.
- Están más unidas a la naturaleza. Las personas resilientes saben de dónde vienen, de la naturaleza. Por ello, cuando ven que los animales continuamente viven diferentes situaciones de supervivencia observan cómo se comportan y qué capacidades tienen para enfrentarse a la adversidad. Así como el riachuelo siempre es flexible y ágil para abrirse camino, la persona resiliente debe abrirse paso.
- La realidad es la que es. La diferencia es cómo te sientes ante esa realidad. Ante una adversidad, ¿cómo te sientes? ¿Qué emociones tienes? Tus emociones puedes escogerlas, pero no la realidad. De esta forma, cuando pierdes, por ejemplo, un bien, no debes frustrarte ni sentirte desanimado, debes saber que ese bien nunca te ha pertenecido, va y viene, como todo en la vida. Sólo de esta forma podrás abrir tu mente para que venga hacia a ti otro bien. Si te aferras al anterior, igual no dejas que entre en ti una mejor oportunidad. ¿Por qué pensar que lo anterior es mejor al porvenir?
- Camaleónicas. Para vivir en la resiliencia, lo principal es adaptarse. Ser capaz de vivir en todos los entornos y con diferentes herramientas. La vida no tiene un objetivo más que el vivirla, por lo que es mejor aprender de cada situación, adaptarse a las adversidades, que negarse a vivirlo. Ni el lugar, ni la comida, sino la compañía.
- Perseverancia en alcanzar un objetivo. Las personas resilientes tienen un plan marcado desde hace mucho tiempo, y lo ejecutarán pase lo que pase. Por eso, una de las características fundamentales es la perseverancia, porque pase lo que pase, estas personas se levantan todos los días para alcanzar su meta, aunque no sea un camino recto y tenga muchas curvas y obstáculos. Te recomiendo este libro para poder alcanzar lo que desees.
¿Cómo ser una persona resiliente?
Si deseas llegar a ser una persona que vive en la resiliencia, debes tener 3 pilares fundamentales en tu vida:
- Apoyo emocional. A veces estarás solo o acompañado, pero siempre tendrás un apoyo emocional. Ese apoyo no necesariamente debe de venir de otras personas, sino de ti mismo. ¿Cuántas veces te has abrazado, te has felicitado por algún logro o te has sentido orgulloso por simplemente ser como eres? Si nunca lo has hecho, es hora de comenzar, te sentirás muy bien.
- Pensamiento constructivo. Ni lo negativo ni lo positivo. Ambos están contaminados por una expectativa. Las expectativas nunca se cumplen y siempre te saben mal, porque le habías puesto imaginación a algo que no era real. Muchas veces ponemos en un pedestal a personas que no conocemos y que después nos decepcionan. La culpa es tuya, ¿quién te obligó a poner una expectativa irreal en esa persona? No te decepciona ella, sino tu imaginación. Por eso, lo fundamental es ver las cosas tal y como son. Eso no significa que no sueñes, todos soñamos y todos tenemos anhelos. Pero ten presente que es un sueño, que no es la realidad y que, por lo tanto, no debe influenciarte en tu trato.
- Confía en ti. Para ser una persona resiliente como lo hemos visto a lo largo del artículo debes confiar en ti. Sin ello, no habrá nada más. Hay una premisa: Si ellos pueden, yo puedo. ¿Qué te diferencia con otras personas? Nada. Todos pertenecemos a la misma especie, luego, si tienes otros referentes que han conseguido algo, tú también lo puedes conseguir. No tienes límites, tu único límite está en tu mente. Si necesitas saber más de cómo creer en ti, puedes leer este otro artículo.
Ahora que ya sabes qué es la resiliencia, te diré que no es algo que personas diferentes tengan, es una capacidad que todos tenemos. El ser humano es resiliente por naturaleza, desde que comenzó nuestra evolución nos hemos ido adaptando en todos los sentidos a todos los avatares de la naturaleza. Si en conjunto lo hemos y lo estamos consiguiendo día a día, ¿por qué no vas a ser capaz individualmente de solventar cada problema?
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